Escenario global de mercado


Mirando por el retrovisor, si nos remontamos tres meses atrás, podemos afirmar que el principal riesgo de cola que sobrevolaba la economía mundial –una “fragmentación/segmentación” de la zona Euro- se ha reducido de manera sensible. 

En este punto, el papel del Banco Central Europeo ha resultado determinante, al establecer en la adhesión a los mecanismos de estabilidad (EFSF/ESM) la puerta de acceso a la reanudación de compras de deuda pública en el mercado secundario. Las claves: el nuevo programa de compra de activos (OMT) que plantea y la determinación de su tamaño (en principio, ilimitado) y el orden de prelación (no superior al de un bonista privado).

Al margen de que el veredicto favorable del Tribunal Constitucional alemán respecto al ESM es otra piedra sorteada en el camino, todavía quedan cuestiones pendientes por resolver en el plano institucional europeo para que puedan estabilizarse/reducirse con mayor consistencia las primas de riesgo.

En el corto plazo, serán objeto de atención del mercado (i) los avances en clave de unión fiscal y bancaria, (ii) la entrada en funcionamiento y detalles de la operativa del ESM, (iii) la posibilidad de solicitud por parte de España de una línea de asistencia financiera a los mecanismos de estabilidad, ó (iv) el devenir de las negociaciones entre Grecia y la Troika.

Respecto al segundo punto, el comunicado conjunto emitido por Alemania, Holanda y Finlandia a finales de septiembre anticipa la postura de estos países de cara a las citas institucionales clave de octubre: la línea de recapitalización directa de la banca, prevista en el ESM, sólo se activará tras la puesta en marcha de un mecanismo de supervisión único europeo, y la responsabilidad del mecanismo de rescate en los bancos en los que tome participación no incluirá el “legado”. Esto es, las autoridades nacionales seguirán respondiendo por los activos problemáticos anteriores a la entrada del nuevo esquema de supervisión europeo, sin transferencia de riesgo al ESM.

Unas consideraciones que apuntan a que el grueso de la recapitalización de la banca española con cargo a fondos públicos consolidará como deuda del Estado no sólo ahora sino también cuando el ESM despliegue toda su funcionalidad.

Con estas coordenadas, el mercado pondrá el foco de atención en las reuniones del Eurogrupo (8 de octubre) y del Consejo Europeo de mediados de mes, donde podríamos conocer novedades sobre el “caso Grecia”, las primeras directrices de una eventual línea de asistencia al soberano español, así como más detalles relativos a la hoja de ruta de los procesos de unión fiscal y financiera. Citas, ambas, importantes de cara a cobrar mayor visibilidad respecto al “rompecabezas” europeo.

En paralelo, la generosidad de los bancos centrales ha alcanzado un estadio superior, tras el anuncio de nuevos estímulos por parte de la Reserva Federal (tercer programa de compra de activos) y el Banco de Japón (ampliación de su mecanismo de expansión de balance), lo que, unido a nuevos planes de apoyo fiscal en China o Brasil, constituye un importante soporte para invertir a corto plazo el deterioro reciente del ciclo global.

Deterioro cíclico que, al margen de Europa donde los factores contractivos de la actividad son de mayor profundidad y con tintes más estructurales, ha encontrado explicación en la moderación de los registros industriales consecuencia en buena medida de la acumulación forzosa de inventarios derivada del enfriamiento del comercio mundial.

Sin embargo, empiezan a aflorar señales indicativas de que la inflexión hacia tasas de crecimiento algo más vigorosas estaría muy próxima. Apuntan a ello los signos de despegue más consistente en el sector residencial de EEUU y China, una mayor fluidez en la actividad crediticia estadounidense o el giro en varios indicadores adelantados de demanda en EEUU y algunas economías emergentes.

Banif