Lo primero es la salud. Quizá por ello, los medios no ahondan en la impactante caída que están experimentando las Bolsas de todo el mundo, con sus causas y consecuencias en el presente y a futuro.
En parte, está bien. En estos momentos, debemos realizar un esfuerzo mancomunado y cuidarnos, cumplir con las disposiciones de una cuarentena general y evitar todos juntos que el temible Covid-19 (conocido como coronavirus) se propague. Tenemos el ejemplo de otros países que minimizaron su impacto y ahora están en serios problemas.
Sin embargo, esta es una columna de finanzas personales y lo que hoy intentaremos es comprender los violentos movimientos bursátiles de las últimas semanas y anticiparnos a lo que nos espera.
¿Por qué caen las Bolsas?
El derrumbe se da por dos razones principales:
a) La caída del consumo
El 70% del crecimiento económico a nivel global está basado en el consumo. Si bien las ventas en supermercados y otros comercios aumentaron en el momento previo y en los primeros días de la cuarentena, se estima que luego se producirá una fuerte retracción del consumo, no solo por el aislamiento, sino también por la caída de ingresos que la situación genera.
Al desmoronarse el consumo, las empresas registran menores ingresos. En términos financieros, sus ganancias disminuyen drásticamente y a las compañías más endeudadas les resulta cada vez más complicado honrar sus obligaciones, por lo que el riesgo de quiebra aumenta en la economía.
Si se trata de una economía con muchas empresas “apalancadas”, es posible pensar en un riesgo de quiebra generalizada, puesto que el incumplimiento de unas pocas empresas puede desencadenar una cadena de incumplimientos interminable.
En EE.UU. las dos palabras que se leerán cada vez más seguido en los reportes de analistas de mercado serán “warning” (alerta de menores beneficios) y “chapter 11” (el artículo legal donde se refugian las empresas que quebradas en términos financieros). Todos sabemos que no hay crisis financieras sin víctimas. La pregunta es cuál será la Lehman Brothers de la coronacrisis. Eso es lo que está por verse, pero la mayoría de los dardos apuntan al turismo (aerolíneas, cruceros, cadenas hoteleras, etc.) y al petróleo, donde las cotizaciones de las empresas de todo el mundo están en picada a raíz del derrumbe del precio del crudo, que sufre, para colmo, nuevas disputas entre Arabia Saudita y Rusia para definir qué países recortan su producción y reducen la oferta ante una demanda en baja por el coronavirus.
2) El reinado de la incertidumbre
Si hay algo que odian los mercados es la incertidumbre. Si esta aumenta, crece el riesgo de las inversiones. Si aumenta el riesgo de las inversiones, se le exige mayor rendimiento a un activo para invertir en él. Es, a las claras, un círculo vicioso de difícil escapatoria.
La incertidumbre reina porque las consecuencias económicas de las medidas adoptadas para combatir el coronavirus son totalmente desconocidas, así como también la duración de las cuarentenas y los cierres de fronteras.
Dentro de esta incertidumbre hay algunas pocas certezas, pero no son alentadoras. La principal economía del mundo, la estadounidense, sufrirá una fuerte retracción que, tal vez, se convierta en recesión si se prolonga. El Bank of America pronosticó que el PBI caerá un 12% en el segundo trimestre del año y JP Morgan elevó los malos augurios al 14%. La OIT sostiene que en el mundo se perderían al menos 25 millones de empleos.
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