Un nuevo round en la lucha de titanes comerciales

Cuando todo parecía indicar un hermoso final feliz, se desató la tormenta. 

Como ya nos tiene acostumbrados, con un simple tuit Donald Trump dejó a todos los mercados preocupados y pendientes de la guerra comercial entre los dos gigantes del mundo. 

Al anunciar vía Tuiter que las tarifas con China subirían a partir del viernes pasado, el acuerdo comercial entre ambas potencias que parecía estar a punto de sellarse se cayó. 

Si me preguntaban hace dos semanas, hubiese creído que el viernes pasado se sellaría el acuerdo definitivo. El jueves estaba planeada en Washington una cena con una comitiva china de más de 100 personas que incluía al máximo representante chino de las negociaciones, Liu He. Muchos creíamos que el acuerdo se sellaría ese mismo día. 

Sin embargo, algo paso que hizo a Trump patear la mesa de negociaciones e imponer nuevamente las tarifas. 

Y cuando Trump decide patear el tablero, los mercados se ven afectados… 


Las bolsas venían alcanzando máximos históricos pero, como pueden ver, se vieron frenados tan pronto como Trump tomo el celular e hizo sus anuncios. 

Durante el resto de la semana, Trump fue dando migajas y pistas de que tal vez había alguna posibilidad de acuerdo, que no había que perder las esperanzas a futuro. 

Por momentos parecía que el gobierno americano aprovechaba la diferencia horaria para pegarle a China cuando su bolsa abría y tratar de dar alguna luz de esperanza a mitad de la rueda de Wall Street. 

Por ejemplo, esto mismo anunciaba la cadena CNBC el viernes pasado a las 14 horas de Argentina, luego de que el representante chino abandonase la mesa de negociaciones ese mismo día. 


El Secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, “anunció” que la charla (a pesar de ser corta) había sido productiva. 

A futuro, creo que esta estrategia dejará de ser efectiva ya que el mercado internalizará este periodo de volatilidad y dejará de verse sorprendido por los anuncios, sean positivos o negativos. 

Para colmo, esta semana no comenzó de la mejor y el sentimiento negativo parece haber empezado a dominar. 

Hay algo fundamental y que puede ayudar a explicar dónde se encuentra Estados Unidos para poder negociar: la economía crece con fuerza, las cifras de desempleo son las más bajas de los últimos 50 años y el déficit comercial está cayendo un 3,7% contra el año anterior. Trump se siente políticamente con fuerza para poder presionar a los chinos. 

Además, las bolsas están tocando máximos, por lo que la baja en los mercados que puedan darse producto de una posición más dura para negociar, no implica un riesgo fuerte para la economía americana. Tal vez, en otro contexto, los chinos hubiesen podido presionar con los efectos negativos sobre el humor de los americanos el tener que enfrentarse a un Wall Street en rojo permanente por las tensiones comerciales. Pero en el contexto actual, esa herramienta está totalmente descartada. Habrá que ver qué pasa si el impacto negativo en las bolsas se mantiene. 

Hay un último punto que me parece importante para entender la fortaleza de Donald y es es que, para él, esto le da un redito político importante y le sirve para posicionarse de cara a su reelección. En los tuits, para referirse al tema (la posibilidad de que China dilate la cuestión para poder negociar con un posible gobierno de otro signo) , Trump aprovechó para llamar “dormilón” y tibio a Joe Biden, el pre candidato demócrata y ex vice de Obama. Una previa de lo que será a campaña electoral: Trump se posicionará como el defensor de los estadounidenses en contra de los débiles demócratas. Claramente, aprovecha esas situaciones para sacar redito político. 




La historia detrás del cambio 

El viernes 3 a la noche arribó a Washington un cable proveniente de Bering con cambios sistemáticos al acuerdo preliminar de 150 páginas que tenían acordados ambas potencias. Estos cambios prácticamente daban por tierra a meses de negociaciones entre ambos países. 

El documento estuvo plagado de contradicciones por parte de China que socavaron las principales demandas de los Estados Unidos, según se indicaron fuentes a la agencia Reuters. 

Como parte del acuerdo, China se había comprometido a modificar leyes neurálgicas de propiedad intelectual y secretos comerciales, una parte de lo que originó esta guerra comercial. Hace algunas semanas escribí justamente contando cuál era el telón de fondo detrás de esta guerra comercial, y aseguraba que la guerra era más bien tecnológica que comercial (ver articulo). 

Al ver que los cambios tocaban los ejes centrales del acuerdo, el presidente norteamericano decidió imponer las tarifas y presionar públicamente a China para que tome nota de sus pretensiones. 

Las fortalezas que mencionaba antes le permitían a Trump la tranquilidad de poder negociar como a él le gusta y como siempre ha pregonado. 


¿Qué podemos esperar de ahora en más? 

Lo que queda ahora son semanas de negociaciones muy intensas por parte de ambas potencias. 

Los americanos no tienen ningún apuro ni necesidad de cerrar el acuerdo de forma inminente. 

Los chinos, por su parte, tampoco querrán acelerar las negociaciones hasta no alcanzar algún acuerdo satisfactorio. Dada la respuesta de Trump, el interés por hacer concesiones inmediatamente es por completo menor. ¿Cómo podrían los chinos quedar bien parados ante el mundo si ceden tan rápido a presiones norteamericanas? Quedarían expuestos por mostrar cierta debilidad. Pero no solo ante el mundo, sino frente al propio Partido Comunista. 

Tampoco la economía China está en graves problemas como para apurar un acuerdo… 

Habrá que ver el impacto que tendrán para las empresas chinas las nuevas tarifas impuestas por la administración Trump. Si logran trasladarlo a precio totalmente o si deberán absorber parte de los costos, será importante para la velocidad del acuerdo. 

Trump ha dicho que las tarifas no impactarán en los precios que consumen los americanos, pero realmente es imposible evitarlo. Cualquier manual básico de macroeconomía sugiere que subir tarifas a productos importados aumenta el precio para los consumidores. Por lo tanto y de mantenerse, esto generará impacto inflacionario. 

Si bien considero que se llegara a la firma de un acuerdo, habrá que esperar un tiempo más para que ambas potencias estén totalmente de acuerdo con todos los puntos del acuerdo y logren firmar un compromiso definitivo. 

La expectativa está puesta en la próxima reunión del G20 en Japón, en junio, donde existen grandes posibilidades de un encuentro entre los presidentes de ambos países. 

Mientras tanto, y ante nuevos tuits fuertes por parte de Trump, China también tomó la decisión de subir tarifas a los productos americanos a partir de junio. 

Al parecer, no tendremos semanas calmas en los mercados bursátiles ni de monedas. Sobre todo, por la forma que esta semana comenzó, no solo por los nuevos y contundentes mensajes del presidente americano, sino también por las respuestas que se vieron desde China. 

Esperemos que resuelvan pronto las diferencias para evitar que el sentimiento negativo se apodere del mercado. De todas formas, creo que habrá luz al final del túnel y que se logrará un acuerdo satisfactorio entre ambas partes. 

Mi consejo es ser cauto y paciente en los mercados, y sobre todo no dejarse llevar por las emociones, ya que no serán semanas sencillas. 

Saludos Cordiales. 

Ariel Walovnik