Transcurrido
ya el primer semestre del año, no se ha logrado la apertura del
proceso legislativo, dirigido a adaptar la actual ley de semillas al
contexto configurado en los 45 años transcurridos desde la actual
ley 20247.
A
esta altura, la evolución de un sinnúmero de factores de toda
índole, en especial vinculados con los avances tecnológicos
demandan urgente e imperiosamente, un nuevo consenso para configurar
un contexto armónico a fin de que todos los actores públicos y
privados que participan de la actividad agroindustrial, puedan
sostener a la Argentina en el lugar de jugador de primera clase
mundial en la materia.
Luego
de varios esfuerzos frustrados, se logró que, en el ámbito de la
mesa de diálogo, conformada entre las entidades de la producción y
de la industria semillera se suscribiera, en Diciembre de 2017, un
acta de entendimientos básicos, que posibilitó a las autoridades
del Ministerio de Agroindustria adoptarlo como estructura de un
proyecto de ley de semillas.
Creemos
que estamos ante una buena base de partida, con los consensos
suficientes, para lograr cuanto antes una herramienta legislativa
que más allá de promover un marco de equidad sobre los aspectos
patrimoniales de cada jugador, signifique una señal clara y
contundente, interna e internacionalmente , de que la Argentina
marcha decididamente hacia la apertura de las fronteras del
desarrollo tecnológico, que así como hoy defendemos y estimulamos
las inversiones en semilla , lo mismo haremos con cualquier inversión
que venga a ofrecernos las nuevas tecnologías que avanzan a diario
con un ritmo vertiginoso y disruptivo incorporando permanentemente
nuevos mecanismos de producción, transporte, trasmisión de
información, sistemas de comercialización y un sinnúmero de nuevas
herramientas cuya adopción se impone imperiosamente para generar un
decidido camino hacia un desarrollo intenso, sostenido y sustentable.
Es
necesario adoptar una mirada más abarcadora y comprender que la
cuestión de las semillas no se agota en los granos tradicionales.
Los beneficios de las nuevas simientes se extenderán sobre toda la
extensión del territorio, haciendo más productivos a los que ya lo
son e incorporando a los que están esperando que la ciencia y la
tecnología vengan a transformarlos.
Por
la misma razón, el interior podrá acceder al desarrollo, mediante
el aprovechamiento de sus propios recursos naturales que hoy día,
por falta de algunos de los factores que las innovaciones podrían
aportarle, permanecen desaprovechados, exhibiendo una geografía de
despoblamiento y aridez, donde podrían erigirse vastas extensiones
productivas con la consecuente generación de trabajo genuino y
enriquecedor.
Desde
la Bolsa de Cereales , instamos a todos los que desde sus áreas de
competencia tengan alguna relación con la materia , aporten sus
mejores esfuerzos para que podamos contar cuanto antes, con la tan
ansiada y necesaria nueva ley de semillas que, estamos seguros, será
la piedra fundamental para establecer los nuevos marcos regulatorios
que permitirán adoptar nuevas tecnologías adquiridas o generadas
dentro del propio país que ha demostrado estar a la vanguardia en
investigación y desarrollos propios.