La Bolsa necesita anotar jornadas con ganancias para que retorne la confianza. Así, va a lograr estabilizarse y recuperar el terreno perdido. |
Corrían los 40 minutos del segundo tiempo. Argentina igualaba con Nigeria en San Petersburgo y se estaba quedando afuera del Mundial. El nerviosismo y la desesperación corrían por la sangre de jugadores, periodistas, directores técnicos e hinchas argentinos. Islandia empataba con Croacia y convirtiendo un solo gol la Selección clasificaba. Pero, acostumbrados a oscilar entre la ilusión y el desencanto, los argentinos se preparaban para recibir un nuevo golpe. Parecía inevitable la catástrofe futbolística. Una vez más, el país iba a ahogarse en un mar de desilusión. Sin embargo, sobre la hora el defensor Marcos Rojo conectó en el área rival un centro de derecha y convirtió el tan ansiado gol de la clasificación que desató la euforia y el festejo de millones de argentinos. Hubo gritos, abrazos y un desahogo generalizado. Por unos minutos la realidad se pareció a una película épica de Hollywood, |
Por la salvación La Bolsa está jugando contra su Nigeria. Recientemente golpeada, busca estabilizarse y calmar la desesperación de los inversores para frenar las caídas y salir adelante. Hoy enfrenta su partido por la clasificación. ¡Qué paradoja! Hace apenas unos días el mercado fue ascendido a la categoría de emergente y hoy lucha por no sumergirse. El rally posterior a la noticia del ascenso duró apenas un tiempito, como la alegría que nos dio el primer gol de Messi. Disipada la euforia inicial, las acciones recibieron dos baldazos de agua congelada con la baja del precio de la soja a su mínimo del año y el dato de la fuerte caída de la actividad económica en abril. El contexto externo tampoco ayudó. Las relaciones comerciales de Estados Unidos con China y la Unión Europea volvieron a ponerse tensas y una guerra comercial pondría en jaque el crecimiento económico del mundo. Sumado a esto, Estados Unidos sigue siendo la gran aspiradora de dólares del mundo al ofrecer bonos libres de riesgo a rendimientos más atractivos. Desde hace varios meses vienen produciéndose fugas de capitales y devaluacionesde las monedas locales de casi todos los países. Los más afectados fueron los países emergentes, sobretodo Argentina, Turquía y Polonia, que necesitan financiar sus abultados déficits y tienen que hacerlo a un costo más alto. Las Bolsas del mundo bajaron y empujaron aún más hacia abajo a los papeles argentinos. En estos días el Merval en dólares se ubica en niveles similares a los de hace tres años. Por aquellos tiempos el país estaba estancado, en default, bajo un régimen de cepo cambiario, aislado del mundo y comandado por una gestión de tinte populista. Salvo Tenaris, todas las acciones del panel líder cayeron bruscamente en forma vertical y dejaron a todos atónitos. Hay una famosa frase en la Bolsa que dice que las acciones suben por la escalera y bajan por el ascensor. Ciertamente el recorrido de la acción de Banco Supervielle es un fiel reflejo de lo que expresa la frase. Desde los picos de enero bajó un 55% en la Bolsa local al mismo tiempo que se daba la escalada vertiginosa del dólar. Con lo cual, la acción medida en dólares cayó en picada en los últimos meses. El ADR del Banco Supervielle que replica el precio de la acción local en dólares está en valores mínimos históricos y borró toda la ganancia que había acumulado desde que comenzó a cotizar en el Nasdaq. Cómo seguimos En estos momentos es natural que nos invadan las sensaciones de miedo, ansiedad, desaliento y rendición. ¡Cómo no sentirlas! En los medios abundan los títulos catástrofes y los gráficos y recuadros de acciones resaltados en rojo sangre. Podría esperarse que ante estas sensaciones los inversores se desprendan de sus acciones para autoprotegerse del peligro, aun asumiendo grandes pérdidas. Sin embargo, suele decirse que cuando en el mercado corre sangre y el pesimismo está en boca de todos, el piso de la Bolsa está cerca, y es momento de invertir. En definitiva, si todos están sin acciones esperando que la Bolsa baje, el mercado no se va a mover. O a lo sumo, se va a mover muy poco. Es en esos momentos cuando aparecen los grandes fondos que aprovechan las baratijas y sacan extraordinarias ganancias en poco tiempo. El rebote tampoco se va a dar mágicamente. Es necesario que mejoren las expectativas económicas para que los inversores retomen la confianza y se vuelvan a volcar al mercado de acciones argentino en un marco menos riesgoso. Venimos viendo que con el correr de los días se espera que los precios y el dólar suban cada vez más. Acá es donde tiene que actuar el Gobierno en lo inmediato. Debe contener y retraer las expectativas de inflación y devaluación rápidamente. También tienen que avanzar los proyectos de reforma fiscal y laboral que estimulen el esfuerzo y la inversión privada, y desincentive la industria del juicio laboral. De esta manera, el mercado argentino volvería a plantarse firme en la cancha. Reorginazado y lleno de confianza, es probable que encuentre a su Marcos Rojo que le dé el gol de la salvación. A mirar hacia adelante, Bruno Perinelli Para CONTRAECONOMÍA |