Marcos Peña mostró una nueva cara en su informe en Diputados y evitó confrontar con la oposición, en medio de la búsqueda de un "gran acuerdo nacional" para que el Gobierno salga de la crisis económica.
Los principales ataques vinieron desde el bloque kirchnerista. Leopoldo Moreau dijo que esperaba que "viniera otro jefe de Gabinete, porque alguien se tiene que hacer cargo". También apuntó contra Federico Sturzenegger, al asegurar que "el presidente del Banco central se tendría que haber ido".
Axel Kicillof, con quien Peña suele tener los cruces más picnantes, culpó al Gobierno por haber manejado la crisis con la mayor "impericia de la que tengamos memoria". El ex ministro de Economía sostuvo que la corrida cambiaria fue "la peor manejada de la historia". "¿Qué dicen que fue eso? Un éxito para todos los argentinos. ¡Es increíble! Diez mil millones de dólares que se fugaron, el dólar a 25, la tasa de interés a 40, y todavía faltan las consecuencias", disparó Kicillof.
Pero a diferencia de ediciones anteriores de este tipo de informes, en los que incluso sus gritos de "Háganse cargo" contra el kirchnerismo se plasmaron en remeras de los jóvenes PRO, Peña evitó la confrontación.
"Por respeto a los argentinos, al momento que vivimos, a los desafíos que nos planteamos, no voy a contestar las agresiones, las chicanas, las amenazas a la democracia, la prepotencia, el desconocimiento a las herramientas estatales, que han manifestado. Simplemente doy paso al próximo bloque", señaló el jefe de gabinete en su mensaje final al bloque kirchnerista.
Por otro lado, Marcos ratificó el gradualismo y dijo que "ya pasó" la etapa más difícil de la volatilidad financiera. El funcionario rechazó "la demagogia de los que dicen que no nos endeudemos, y que a la vez dicen que reduzcamos los impuestos porque sabemos que las dificultades existen".
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