Durante las próximas semanas estaremos ofreciendo de modo gratuito con Carta Financiera un e-book, resumiendo las diferentes burbujas que parecen estar gestándose a nivel global. Incluso hay quienes ya hablan de la "everything bubble". Sin embargo, a la luz de los movimientos violentos hacia la baja que ha mostrado el Nasdaq en las últimas semanas, es importante trazar un paralelismo con lo que sucede hoy y lo que sucedía en 1999.
Hay cuatro paralelismos que se destacan y tres notas salientes que hacen pensar que el fin del ciclo puede estar cerca. Vale agregar que quien destaca los paralelismos es Brad McMillan, Chief Investment Officer de una firma que administra U$ 114 mil millones. McMillan destaca en su blog que aún cuando es imposible predecir el momento del techo, los inversores deberían prestar atención a las luces de alarma que se están encendiendo. Sin duda esto es aún más relevante, en momentos en que la complacencia parece absoluta, ya que el costo de protegerse a través de seguros ante eventuales bajas (vol implícita de puts), está en mínimos históricos.
Cuatro paralelismos:
1. El índice de confianza del consumidor está en un punto alto.
Cuando la confianza del consumidor era alta en 1999, el mercado marcó un máximo al año siguiente antes de comenzar su caída. Traduciendo este escenario, podríamos ver un techo a comienzos de 2018.

2. La confianza del empresariado también está en máximos.
Si la comparación fuera cierta, podríamos ver que indicadores de actividad como el ISM Manufacturing empiecen a caer en 2018.

3. La Fed ha estimulado la economía aún más que en 1999.
Acá el comentario viene en relación a la diferencia (spread) de rendimiento de los bonos de 3 y 10 años (pendiente de la yield curve). En general, cuando la curva se aplana o se invierte, nos acercamos a terreno recesivo. Si la linea celeste cruza se pone en negativo, querrá decir que la yield curve quedó invertida.

4. Está cayendo lentamente la creación de nuevos puestos de trabajo.
La economía estadounidense vivió un crecimiento persistente pero decreciente de nuevos puestos de trabajo entre 1999 y 2000. Hoy vivimos una situación casi idéntica.

Tres notas salientes:
1. El Nasdaq marca máximos históricos al tiempo que el nivel de optimismo también lo hace:

2. Cada vez hay más dinero que se dirige a inversiones pasivas, generando comportamiento de manada:

Este tema tiene enormes consecuencias y nos estaremos deteniendo en el durante las próximas semanas.
3. La proporción que dedican los estadounidenses a activos financieros está en su máximo histórico:

Sin dudas hay estrategias para ir preparándose para lo que se avecina. En Carta Financiera estaremos elaborando una específicamente para aprovechar lo que se viene. Para quienes vieron la película "The Big Short" (La Gran Apuesta), entiendan que vamos hacia un escenario de ese tipo, donde el disparador puede aparecer por lugares impredecibles.
Por último:
El próximo miércoles 21 de junio estaré a las 13hs debatiendo con Guillermo Moreno por A24 acerca de cómo se computó la pobreza en la era K. Imperdible.
¿Cómo invertir en commodities? - Parte 1
Digamos que tenemos la convicción de que el precio del petróleo se va a ir por las nubes, y queremos tomar una posición para aprovechar esta suba en el precio del crudo. ¿Cómo podemos hacerlo?
Una opción: inversión indirecta comprando acciones de una compañía cuya actividad principal esté ligada a este commodity. En nuestro ejemplo bien podríamos comprar acciones de Shell.
Es esperable que si sube el precio del petróleo suban las acciones de la firma (al aumentar su rentabilidad) y eso nos genere ganancias.
Pero esta estrategia tiene algunos problemas.
En primer lugar, el precio de las acciones de la petrolera, si bien va a estar correlacionado con el precio del petróleo, también lo estará fuertemente con el mercado de acciones. Es decir, al invertir "indirectamente" en commodities perdemos los beneficios de la diversificación. ¿Qué pasa si sube el precio del petróleo en un mercado que se está cayendo a pedazos? Es probable que las acciones de la firma caigan menos que el resto, pero que igual experimenten una baja.
Por otra, parte, en algunos casos esta estrategia puede no ser adecuada porque la firma resulta no ser un buen proxy del commodity. Pensemos lo siguiente: una compañía minera que se dedica a la extracción de oro. Es posible que la firma no tenga oro en stock, que sólo lo extrae y lo vende a otra con la cual tiene un contrato de largo plazo con un precio de venta por onza fijo.
Además, puede suceder que la firma se encuentre con graves problemas financieros y las minas que explotaba se agotaron. Sube el precio del oro. ¿Subirán las acciones de esta firma? Muy difícil.
También, pueden suceder otras cosas. Investigamos un poco y vemos que el negocio del oro es sólo el 40% de las actividades que realiza el holding. En este caso las variaciones en el precio de este metal afectarán sólo al 40% de la generación de valor de la firma y ello también se verá reflejado en el precio de las acciones.
En conclusión, invertir indirectamente en commodities es sin dudas una opción sencilla y al alcance de cualquier inversor. Sin embargo, esta estrategia presenta algunos inconvenientes. Por un lado, perdemos los beneficios de la diversificación. Asimismo, podemos equivocarnos al elegir una firma que en verdad resulta no ser un buen proxy. Por último, debemos tener en cuenta que elementos como la marcha general del mercado y las condiciones particulares de la firma pueden afectar más el precio de la acción que la variación en el precio del propio commodity.
Hay estrategias que pueden resultar más efectivas. La próxima semana veremos cómo invertir en commodities utilizando futuros.