Isela, un caso testigo del choque cultural de la visión corporativa contra la política

Isela Costantini describió con exactitud y absoluta sinceridad los límites de la visión corporativa en la política, y los problemas de los CEOs para entender la complejidad de ese mundo, que a ella le costó la salida de Aerolíneas Argentinas.

La ex titular rompió el silencio cinco meses después de ser echada del gobierno por Guillermo Dietrich, como LPO reveló en ese momento. "Yo no me fui. Fue una decisión de mi jefe, del ministro (...) Teníamos estilos diferentes y eso va generando un desgaste y un quiebre de confianza", señaló Isela en una entrevista en el canal de La Nación.
Pero lo más interesante de la entrevista es cómo Isela confiesa los límites de la visión y la formación corporativa para entender la política y la gestión pública, justamente en un gobierno que se caracteriza por la incorporación de CEOs.
Costantini describe cómo el discurso corporativo del éxito, la superación, cumplir objetivos, liderar equipos, -lo que define como "el formato privado" o "la formación de atleta"-, chocó de frente contra los vericuetos de la política. "Para mí fue un cimbronazo, fue como un choque frontal, jamás me había pasado, es la primera vez (que me echan)", contó.
En un pasaje de la entrevista, Isela cuenta que se reprocha no haberse dado cuenta "qué pasó que no me di cuenta hacia dónde estábamos yendo", es decir que la estaban por echar. Y cuenta que antes de que le pidieran la renuncia venía cosechando elogios del propio gobierno, por lo que nunca entendió que estaba en sus últimas horas.
"Habíamos tenido una semana previa de presentación de resultados, habíamos estado con el comité de evaluación estratégica de las empresas. Mostramos el año de gestión y la planificación para el 2017. Nos fue muy bien. A los pocos días le estuvimos presentando a Macri, Lopetegui y Dietrich lo que había sido el año de gestión y la verdad que los números, los resultados habían sido muy buenos. Fueron dos momentos bastantes importantes donde pudimos demostrar que el grupo venía haciendo una muy buena gestión", recordó. Inmediatamente después, la echaron.
Luego, admitió los problemas de los CEOs que se mudan a la función pública por la falta de formación política. "Yo solo pude aportar desde el lado de manejar una empresa, porque es lo que yo aprendí a hacer. No tengo el estómago del político, las habilidades del político y algunas sensibilidades que exige la política", reconoció.
Lo interesante de la confesión de Isela es que se da en un gobierno de CEOs y que los que la echaron también provienen del sector privado, aunque en el caso de Dietrich ya con más experiencia política. Esto implica que aún en el gobierno de los CEOs y técnicos, prevalece la política, como no podría ser de otra forma.
El caso marca por un lado los límites individuales de los ejecutivos, que por formación subestiman a la política y a los políticos, pero cuando les toca interactuar con ellos se terminan dando cuenta que no era tan fácil manejar un gobierno, un ministerio, un partido, ni siquiera una empresa estatal. Por otro lado, también le marca un límite al propio Macri y su círculo más cercano, que creyó que incorporar a ejecutivos del mundo empresario era, sin más, conformar un gobierno de lujo.