La experiencia en obras hídricas a la que apunta Argentina

Por eso el presidente Mauricio Macri inició este lunes su visita oficial -la primera en la historia de un mandatario argentino- con la intención de que los expertos que lo acompañan tomen conocimientos aplicables a situaciones de inundaciones críticas en Argentina.

Holanda vive una lucha permanente contra el Mar del Norte y sumado a la inexistencia de montañas, hizo que las pequeñas colinas o dunas costeras históricamente sirvieran como protectores naturales.

Y es que el litoral holandés -como recuerda el especialista español José Antonio Doncel Domínguez- coincide en buena parte con la desembocadura de tres de los grandes ríos centroeuropeos: el Rhin, el Mosa y el Escalda.

Esa pelea sin cuartel llevó a los holandeses a especializarse en sus técnicas de construcción para ganarle terreno al mar luchando contra las crecidas de su nivel.

¿Cómo? Construyendo canales para dar salida al agua achicando las inundaciones pasando por los populares molinos. No es algo nuevo, por cierto, ya que llevan 2000 años creando diques. Una lucha titánica de sus habitantes, que fue pasando por generaciones que entendieron que debían "inventar" un país donde reinaba sólo el agua. Y lo lograron con creces.

Tanto que una de las expresiones más populares reza que "Dios hizo el mundo y los holandeses a Holanda". ¿Exagerado? Una tercera parte de su suelo se encuentra por debajo del nivel del mar resguardado por un efectivo y antiguo sistema de diques.

Uno de sus sistemas más antiguos es el denominado "Pólder", que indica las superficies terrestres ganadas al mar, técnica que se utilizó por primera vez en el siglo XII en la región de Flandes, Bélgica.

¿Pero qué es un pólder? En la antigüedad eran construcciones de diques de tierra para contener al mar a las que se le colocaban molinos de viento para bombear el agua. Ya en el siglo XVII ingenieros hidráulicos desarrollan aún más la obra utilizando 42 molinos, logrando disecar el lago Beemster que estaba 3,5 metros por debajo del nivel del mar y creando un notable espacio agrícola.

Esa estructura se mantiene intacta en la actualidad, razón por la cual el Pólder de Beemster fue declarado Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.

No obstante ese resultado, en 1800 los molinos de viento fueron reemplazados por bombeo a vapor y ya en el siglo XX, sustituidas éstas por motores diesel y estaciones de bombeo eléctricas.

Pero la que seguramente fue su obra más importante, tuvo vía libre del Parlamento tras las inundaciones de 1916 con el objetivo de dominar las bravías aguas del Mar del Sur o Zuiderzee.

Se trata del dique Afsluitdijk o dique cerrador, de 30 km de largo y 90 m de ancho, que divide el peligroso Zuiderzee en dos partes: un mar abierto y de agua salada que pasó a formar parte del Waddenzee o Mar de Frisia, y un lago inmenso o Ijsselmeer, de agua dulce.

El dique se inauguró en 1933 con la carretera por la que se puede circular sobre él y el nuevo lago se convertiría en la base de los pólderes más grandes del mundo, que ocupaban un total de 1.500 km cuadrados de superficie: el Noordoostpolder(1942), el Oostelijk Flevoland (1957) y el Zuidelijk Flevoland (1968).

A ellos habría que añadir el pólder Wieringermeer, que quedó en los márgenes del lago, pero que había sido construido antes del gran dique cerrador.

Pero el último gran desafío les llegaría tras otra tremenda inundación que provocó más de dos mil muertes y la destrucción de un gran número de granjas. Fue en 1953, en la región de Zelanda, y resultó el empujón necesario para construir el denominado Plan Delta.

Su base fue la construcción de un sistema de grandes diques, entre los que destacaron dos obras maestras de la ingeniería: el Oosterscheldeking y el Maeslantkering. El primero es una barrera de 3 kilómetros y 62 compuertas de acero (la mayor construida por el hombre); mientras que el segundo es un dique móvil con dos grandes puertas que miden 240 metros y se abren al paso de los grandes barcos.

Holanda cuenta con la mitad de la extensión europea de pólderes, unos tres mil en total, que representan el 27 por ciento de la superficie del país. De hecho, la propia ciudad de Amsterdam está construida en su mayoría sobre un viejo pólder. En la actualidad los Países Bajos le ganaron al mar un total de 7.200 km cuadrados, todos ellos territorios situados al nivel del mar o por debajo de éste.

Toda esta experiencia es la que va a buscar el presidente Macri para encarar una solución definitiva a las zonas inundables de nuestro país, como por ejemplo la Cuenca del Salado bonaerense. Aunque sabe que Argentina ya probó con todo éxito el sistema pólder.

Fue en el barrio porteño de La Boca, eternamente inundable, donde los especialistas elevaron un tramo de 6 kilómetros a 1,20 metros por sobre el nivel del Riachuelo y construyeron conductos colectores para interceptar la red pluvial y derivar el caudal a estaciones de bombeo construidas también sobre las márgenes del Riachuelo.

Funciona a la perfección desde su inauguración en 1998. Otros sectores inundables de nuestro país esperan los mismos resultados y esta oportunidad que se abre en los Países Bajos, sin dudas puede acercarla.



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