Massa cumplió
un papel importante en 2013, porque generó una escisión (de último
momento) en el kirchnerismo, obtuvo la primera minoría en las
elecciones legislativas de ese año y, de esa forma, echó por tierra
las aspiraciones de Cristina Kirchner de reformar la Constitución
Nacional para quedar habilitada para la reelección.
Recordemos que,
hasta el día anterior al cierre de las listas en aquella
oportunidad, Daniel Scioli había estado negociando con él
su pase, que finalmente no concretó.
En verdad, se
sobredimensionó el rol de Massa en el freno a la reforma
constitucional. Parte del voto opositor se canalizó a través de su
candidatura. Sin ella, ese voto se hubiera dirigido hacia alguno de
los otros espacios no kirchneristas. El Frente para la Victoria
hubiera obtenido algo más, pero no lo suficiente como para tener en
ambas cámaras del Congreso los dos tercios de los votos que
permitieran sancionar la ley declarativa de la reforma
constitucional.
Massa se
presentó como el líder de una red de intendentes bonaerenses. En la
construcción de ese armado fue muy eficaz, pero en los dos años
siguientes no logró reproducir ese esquema en el resto del país.
Por eso, tuvo que conformarse con alianzas locales con candidatos de
otros partidos, ya sea provinciales o de la Unión Cívica Radical.
Su intención de integrar las PASO del frente opositor de la UCR, el
PRO y la Coalición Cívica fue sepultada por Ernesto Sanz en la
Convención radical de Gualeguaychú.
A partir de
entonces, comenzó la sangría de intendentes bonaerenses, la base de
su candidatura. En las últimas horas, solo aspiraba a participar de
las PASO de ese frente en la provincia de Buenos Aires, a lo que
Mauricio Macri se negó tenazmente.
Finalmente,
luego de días de gran expectativa, el 10 de junio anunció que
mantendría su candidatura. Lo hizo al filo de la fecha límite para
la presentación de alianzas. Habrá de competir en las PASO con José
Manuel De la Sota. Pero recién el 20 de este mes vence el plazo
para presentar candidaturas. Recién entonces se sabrá si
efectivamente Sergio Massa se postula. Hay quienes, pese a
su anuncio, insisten en que no se habrá de presentar y sigue
negociando la integración de los dirigentes que le quedan en otras
listas.
Como sea, el
panorama se va aclarando. Habrá dos grandes competidores para
presidente, que saldrán del Frente para la Victoria y del Frente
opositor Cambiemos. Los candidatos más probables, luego de las PASO,
serán Daniel Scioli y Mauricio Macri. En esa
creciente polarización, se fue achicando el margen para figuras como
la de Massa, que quiso situarse en un punto medio que llamó “el
cambio justo”. Un cambio más profundo no sonaría verosímil
en quien, hasta hace tan solo dos años, era una destacada
personalidad del kirchnerismo.
Los
argentinos se enfrentarán, entonces, a una opción crucial:
continuidad o cambio.