MASSA EN EL TOBOGAN Por Jorge R. Enríquez



El cierre de listas trae el habitual nerviosismo de las negociaciones políticas de última hora. Lo más interesante es la situación de Sergio Massa, cuyo meteórico ascenso hace dos años fue tan sorprendente como lo es hoy su vertiginosa caída.
Massa cumplió un papel importante en 2013, porque generó una escisión (de último momento) en el kirchnerismo, obtuvo la primera minoría en las elecciones legislativas de ese año y, de esa forma, echó por tierra las aspiraciones de Cristina Kirchner de reformar la Constitución Nacional para quedar habilitada para la reelección.
Recordemos que, hasta el día anterior al cierre de las listas en aquella oportunidad, Daniel Scioli había estado negociando con él su pase, que finalmente no concretó. 
En verdad, se sobredimensionó el rol de Massa en el freno a la reforma constitucional. Parte del voto opositor se canalizó a través de su candidatura. Sin ella, ese voto se hubiera dirigido hacia alguno de los otros espacios no kirchneristas. El Frente para la Victoria hubiera obtenido algo más, pero no lo suficiente como para tener en ambas cámaras del Congreso los dos tercios de los votos que permitieran sancionar la ley declarativa de la reforma constitucional.
Massa se presentó como el líder de una red de intendentes bonaerenses. En la construcción de ese armado fue muy eficaz, pero en los dos años siguientes no logró reproducir ese esquema en el resto del país. Por eso, tuvo que conformarse con alianzas locales con candidatos de otros partidos, ya sea provinciales o de la Unión Cívica Radical. Su intención de integrar las PASO del frente opositor de la UCR, el PRO y la Coalición Cívica fue sepultada por Ernesto Sanz en la Convención radical de Gualeguaychú. 
A partir de entonces, comenzó la sangría de intendentes bonaerenses, la base de su candidatura. En las últimas horas, solo aspiraba a participar de las PASO de ese frente en la provincia de Buenos Aires, a lo que Mauricio Macri se negó tenazmente.
Finalmente, luego de días de gran expectativa, el 10 de junio anunció que mantendría su candidatura. Lo hizo al filo de la fecha límite para la presentación de alianzas. Habrá de competir en las PASO con José Manuel De la Sota. Pero recién el 20 de este mes vence el plazo para presentar candidaturas. Recién entonces se sabrá si efectivamente Sergio Massa se postula. Hay quienes, pese a su anuncio, insisten en que no se habrá de presentar y sigue negociando la integración de los dirigentes que le quedan en otras listas.
Como sea, el panorama se va aclarando. Habrá dos grandes competidores para presidente, que saldrán del Frente para la Victoria y del Frente opositor Cambiemos. Los candidatos más probables, luego de las PASO, serán Daniel Scioli y Mauricio Macri. En esa creciente polarización, se fue achicando el margen para figuras como la de Massa, que quiso situarse en un punto medio que llamó “el cambio justo”.  Un cambio más profundo no sonaría verosímil en quien, hasta hace tan solo dos años, era una destacada personalidad del kirchnerismo. 
 Los argentinos se enfrentarán, entonces, a una opción crucial: continuidad o cambio.