La Argentina al garete

Es decir, es un país sin rumbo, porque el modelo del oficialismo ha fracasado y la oposición no tiene un proyecto publicado, en ninguna de sus agrupaciones partidarias, de derecha o de izquierda.
El modelo populista del peronismo fracasó en 1955, cuando Perón debió firmar con la California Argentina el contrato de petróleo que contrariaba toda su prédica anterior, por que el déficit de la balanza de pagos le imposibilitaba continuar, no obstante las extraordinarias reservas recibidas de los gobiernos anteriores. Lo mismo le sucedió a su gobierno en 1975, con la evidencia de la devaluación del “rodrigazo”, por el mismo motivo. Iguales razones produjeron el fracaso de la convertibilidad de Menem y Cavallo, que De la Rúa no se animó a modificar y finalmente produjeron la devaluación del primer trimestre del 2002. Y la misma situación se da hoy al final de otra experiencia populista -2003-2015-, con rasgos más acentuados. El populismo argentino nunca supo conjugar sus conquistas sociales con el progreso económico, a mediano o menos a largo plazo, porque no se funda en un plan económico coherente.
Es un gravísimo error pretender diferenciar el gobierno de Néstor Kirchner del de Cristina Kirchner, sólo explicable por la ignorancia de quienes lo sostienen, o para eludir responsabilidades derivadas de colaboraciones inocultables, porque le hubiere sucedido a él si hubiera sido reelegido, porque su plan sólo necesitaba tiempo para fracasar -por obra de la sobrevaluación del peso, los impuestos a las exportaciones, y el exceso del gasto publico, que se fueron acentuando-. De aquí al final del 2015, no habrá cambios en esta caída previsible del modelo, de acuerdo con todos sus antecedentes.
A estos gravísimos errores económicos le debemos agregar los políticos, por sus claras negaciones del régimen republicano -persecución de la oposición, subordinación de la justicia, ataques a la prensa independiente, protección de la subversión marxista, y una inmensa corrupción.
Este defensa de la verdad, no nos lleva a la exclusión de los adherentes al populismo en sus diferentes versiones, salvo los implicados directamente en sus mas grades errores y delitos, para los cuales habrá una justicia independiente para juzgarlos.
Igual objetividad y espíritu crítico se exige para juzgar a los gobiernos civiles o militares, que por nuestra parte los hemos hecho -sin contrapartida- pero igualmente lo sostenemos, porque es la única forma de avanzar políticamente hacia la unidad nacional y la democracia republicana.
Pero de poco valen las actitudes individuales, o de círculos reducidos, frente a la importancia del pronunciamiento de las agrupaciones partidarias, que está ausente.
Si dividimos la cuestión es menos importante el juicio histórico que los proyectos para el futuro, aunque sin duda se fundarán en la experiencia del pasado, expresa o implícitamente.

¿Cuál es la situación en materia de proyectos o programas?

El PRO no los ha enunciado nunca. Sus voceros más autorizados como Sturzenegger, Melconian o Pinedo tampoco, sin duda porque no se pueden adelantar a la decisión del líder Mauricio Macri. Hay si una referencia constante a la gestión de siete años de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, que tiene méritos indudables, pero no puede ser antecedente para el gobierno de la Nación, por la diferente naturaleza de los problemas.
Los partidos del UNEM se han reunido para escuchar a cuatro de sus consejeros, sobre sus supuestos programas, que no fueron tales sino opiniones generales -ni siquiera armonizadas entre sí-, como lo ha reconocido uno de sus representantes, ex ministro de Economía de CFK.
El Frente Renovador no es una excepción, porque sólo ha hecho público algunas iniciativas, que no llegan a definir un plan de gobierno, en ninguno de sus aspectos fundamentales. A la vez sus consejeros en sus frecuentes apariciones públicas se cuidan de adelantar opiniones concretas sobre cuales serían las soluciones a los problemas nacionales. Sus antecedentes en ambas administraciones de los Kirchner, no permiten apreciar cómo se pueden superar los problemas por ellos que los administraron antes sin resolverlos.

No es una situación casual

Una omisión de esta envergadura no puede ser obra del azar, máxime cuando hay requerimientos concretos de cómo piensan resolver la inflación, la recesión, el exceso de gasto público, o los déficit fiscal y de la balanza de pagos.
Las respuestas color de rosa, de que todo se resolverá por un golpe de confianza al producirse el cambio de gobierno, están desmentidas por sesenta años de experiencia, o los resultados del paso por los gobiernos en que participaron sus consejeros. Son un cuento infantil.
El problema es más grave aún. Ninguna de las agrupaciones mencionadas, se anima a describir las condiciones económicas en que se hará cargo el nuevo gobierno, aunque son previsibles, por su extrema gravedad (distorsión de los precios internos, insuficiencia de las reservas, magnitud del déficit fiscal y de la balanza de pagos y la deuda pública interna o externa, privada y pública).
A su vez, la verdadera estupidez que se repite por varios economistas, que la situación financiera es sólida lo que hace una diferencia importante a favor del presente, a su criterio, cuando que las crisis financieras se producen cuando se sobrepasa la situación limite y todavía la Argentina no se halla en el ojo de la tormenta, que está por venir.

La verdadera causa de esta omisión en la publicación de los proyectos

La verdadera razón de que todas las agrupaciones partidarias omitan la presentación de sus planes es que tienen la convicción que para superar la situación actual se deberá producir un ajuste muy importante con un alto costo social.
La tragedia de la oposición, es que ahora parece que CFK puede llegar al fin del mandato sin realizar las principales correcciones del modelo, que hasta hace muy poco tiempo parecían ineludibles para su gobierno. Y esta situación se agravará con el transcurso del tiempo, lo que demandará que la corrección futura deberá ser más dura, en la opinión intima de los mismos economistas.
Por eso los planes en realidad están elaborados, pero guardados a siete llaves.