El satélite ‘100% argentino’ que se fabricó en Europa

Llegar al espacio con tecnología propia es un orgullo para cualquier país. En América Latina, cada vez son más los estados que construyen y lanzan sus primeros satélites con fines científicos y otros para telecomunicaciones. Estos días el centro de atención en este campo es Argentina. El país espera la puesta en órbita de su primer satélite de gran tamaño, el ARSAT-1. Este artefacto de casi tres toneladas orbitará a 36.000 kilómetros de la Tierra y dará a Argentina una mejor cobertura de televisión digital, internet y telefonía móvil.
El Gobierno ha convertido el lanzamiento en un hito del poderío nacional. La presidenta del país, Cristina Fernández de Kirchner, ha resaltado que ARSAT-1 dará a su país “soberanía satelital” y además será “el primer satélite geoestacionario 100% argentino”, según su web oficial. También ha destacado que, con este instrumento, “Argentina se suma al selecto club de países que producen este tipo de satélites: USA, Rusia, China, Japón Israel, India y la Eurozona [compuesta por 18 países]”.
Cristina Fernández de Kirchner ha resaltado que ARSAT-1 dará a su país “soberanía satelital”
Desde el Ministerio de Planificación Federal se alaba el lanzamiento del primer satélite de comunicaciones “ciento por ciento nacional” y se le pone como ejemplo de un “nuevo modelo de desarrollo” basado en la tecnología y la investigación. “Hasta hace diez años pensar que los satélites podíamos hacerlos nosotros y no comprarlos al extranjero por medio de licitación era imposible. Hoy hasta hay proyectos para exportarlos”, dijo hace unos días Héctor Otheguy, gerente general de INVAP, la empresa pública a la que se encargó la construcción del satélite.
Expertos argentinos trabajan en el ensamblaje del ARSAT-1. / ARSAT
Todo esto es habitual. Prácticamente ningún país del mundo dispone de la tecnología necesaria para construir un satélite “100% nacional”. En la mayoría de los casos, los satélites como el ARSAT-1 se diseñan sobre el papel en el país que lo quiere comprar en función de las tareas que debe desempeñar. Después se compra por partes en el extranjero y luego se ensambla en el país. Esta última tarea, que requiere un considerable esfuerzo por parte de ingenieros y personal cualificado y unas instalaciones de especial asepsia conocida como “sala limpia”, sí se ha realizado en Argentina, en la sede del INVAP.
La llegada al espacio de ARSAT-1 era una cuestión de Estado. El nuevo satélite dará señal de televisión digital, telefonía e internet a todo el territorio nacional y también podrá hacerlo en Chile, Uruguay y Paraguay. Hasta hace unos años, estos servicios estaban subcontratados a empresas extranjeras. Con la llegada del nuevo instrumento serán empresas públicas argentinas las que se encarguen de controlar el satélite y su señal. “Hablamos de soberanía satelital porque UK [Reino Unido] estaba detrás de un de las dos posiciones orbitales que pudo retener la Argentina para sus satélites”, ha escrito Kirchner. El ARSAT-1 ha costado unos 190 millones de euros y ya hay en proyecto otros dos artefactos similares. El primero de la terna saldrá al espacio el 16 de octubre desde la Guayana francesa a bordo de un cohete de la empresa europea Arianespace. La empresa ARSAT no aclaró a Materia qué parte del presupuesto total se ha dedicado a comprar los componentes extranjeros mencionados.
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