El periodista Ricardo Sarmiento presentará, el próximo martes 06 de mayo de 2014 a las 19:00, su libro “Llahué Huarpe, Memorias”, en el stand oficial de la Secretaría de Cultura de la Provincia de Mendoza ubicado en el Pabellón Ocre de la 40ª Feria Internacional del Libro de Buenos Aires.
“Será una gran satisfacción presentar a Llahué Huarpe en el Stand oficial de la Provincia de Mendoza, en particular porque este año, la Secretaría de Cultura ha dedicado el espacio que le corresponde en la Feria del Libro a homenajear a un verdadero Padre de la Palabra en la poesía mendocina, además alguien que se reivindicaba como descendiente de esta antigua cultura del cuyum, el mayor poeta huarpe, Don Armando Tejada Gómez”, anticipa Ricardo Sarmiento, el autor de esta que es una de las escasas obras literarias plenamente focalizadas en esta que es también una de las etnias más antiguas del territorio argentino y latinoamericano.
Llahué Huarpe es una reciente edición de Editorial Dunken, integrada al catálogo de numerosas librerías de distintas provincias argentinas, que ya ha sido traducida al portugués por el principal traductor literario brasileño de autores argentinos y latinoamericanos, el periodista Luis Carlos Cabral, quien lleva ya más de 50 obras traducidas entre las que se encuentran autores como Isabel Allende, Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares, Octavio Paz.
Esta obra es un intento de rescate poético y emocional de un pueblo semi olvidado que habitó el antiguo desierto cuyano compartido por los actuales territorios de Mendoza, San Juan y San Luis.
“Llahué Huarpe” quiere decir “hijo del hombre del desierto” en lengua allentiak, una de las 3 lenguas de un pueblo que ha marcado sus huellas en territorio argentino con anterioridad a la presencia, en la región, de las culturas del inca y del araucano.
“Es una memoria poética y emocional de quien se reconoce con una identidad antigua que fue necesario recuperar después de más de 400 años de historia durante los cuales aquel antiguo pueblo, habitante del desierto y la pre cordillera cuyana, fue uno de los más dañados por la pérdida sistemática de vidas, de sus lenguas y su cultura”, dice Ricardo Sarmiento para sintetizar el origen de esta obra que bien puede considerarse el primer trabajo integral de poesía huarpe.
“Llahué Huarpe, Memorias” es la expresión de un hombre libre que entiende y refleja, desde su propia historia personal, el impacto social de la desaparición de lenguas y culturas antiguas del territorio argentino y del continente americano.
“Este trabajo no debe tomarse sin embargo como un simple lamento por la historia perdida. Pretende ser un eco de la dignidad de los antiguos. También se lo debe considerar un grito para llamar la atención de la sociedad contemporánea sobre un drama histórico: la desaparición, ya pasada, o en progreso, de decenas de pueblos originarios y el olvido o la pérdida de sus riquezas lingüísticas, culturales y sus sistemas productivos, además de sus creencias, sus mitos, sus costumbres”, define el autor.
La historia del Huarpe, el antiguo habitante del desierto en la región cuyana, dueño desposeído de un territorio recostado sobre la Cordillera de los Andes, es un caso típico de pérdida casi total del patrimonio social y de la identidad étnica y cultural de un pueblo.
Lamentablemente, esa historia del Huarpe no es nada distinta de lo ocurrido con el pueblo Querandí, del que parece que nadie habla, pero que habitó el suelo del actual territorio de la Ciudad de Buenos Aires y la región metropolitana, que marca el centro de la vida social y económica de los argentinos. O del pueblo Charrúa, nombre que sólo queda como una forma agradable de llamar a los hermanos uruguayos, aunque su dominio territorial incluyó Uruguay y parte del territorio argentino.
“Hay que recordar también al pueblo Timbú, al Mocoretá, Quiloaza, Calchín, en tierras actualmente de Santa Fe, por citar algunos otros pueblos olvidados en otras geografías de nuestro país. En 1894, Bartolomé Mitre citaba que en territorio argentino hubo familias lingüísticas de otros pueblos como el de los Lules, el Pilagá, el Chané, el Abipón, Noctén, Gës, Tehuelche, Yaghan, Guaycurú, Tonocote, Ona, Alacaluf, Huemul, Chono y otros virtualmente aún hoy desconocidos” explica Ricardo Sarmiento.
Afirma también que “es una curiosa ironía de la comunicación que muchos de nuestros centros urbanos se presentan en los medios virtuales por su nombre, flora, fauna, economía o atractivos turísticos, pero son pocos los que recuerdan a estos pueblos nombrados así, en estas pocas líneas, como un leve homenaje de la frugal memoria contemporánea”.