Existen innumerables críticas para la política económica que lleva adelante el Gobierno. Sin embargo son confusas las propuestas alternativas. Si prestamos atención podemos decir que estas últimas no existen o por lo menos son incompletas.
Comencemos por definir la política económica actual. La misma consiste en mantener por todos los medios posibles la expansión de la producción mediante el impulso del consumo. Esto suele ser criticado por el descuido de la inversión, no obstante debemos tener en cuenta que esta última alcanzó en el tercer trimestre del año pasado una tasa record del 25,2% del producto. Para alentar el consumo el Gobierno evitó y evita todo mecanismo de tipo recesivo. En línea con esta idea tenemos el mantenimiento de los subsidios y el plan universal por hijos. Entre las medidas complementarias podemos enunciar principalmente las siguientes:
1. Programa de desendeudamiento, consistente en atender los vencimientos de la deuda externa con recursos propios.
2. Ascenso en términos reales del tipo de cambio oficial para mantener la competitividad.
3. Control fiscal a partir del incremento de la recaudación en lugar de reducir el gasto público. Esto forma parte de la estrategia ya citada de aliento al consumo.
4. Expansión monetaria para evitar un shock recesivo. Cabe mencionar que a lo largo del año pasado se realizó una expansión porcentualmente menor a la efectuada en el año 2012.
5. Aplicación de medidas heterodoxas apuntadas a limitar el crecimiento de las importaciones y a impulsar las exportaciones. El aumento del impuesto a los automotores de alta gama es un ejemplo de medidas recientes apuntadas a este objetivo.
6. Medidas cambiarias restrictivas apuntadas a mantener una dieta de divisas. El aumento del impuesto al turismo forma parte de esta estrategia.
7. Mantenimiento de un nivel salarial compatible con la expansión del consumo. Para ello el Gobierno viene convalidando los acuerdos que se celebran en las distintas paritarias. Este punto seguramente presentará interrogantes. No obstante no cabe duda acerca de que la inflación es compensada con salarios. La marcha del consumo es una clara demostración.
8. Medidas consistentes en mantener acuerdos de precios. Si bien esta política luce devaluada no es menos cierto que la inflación no se escapa de ciertos límites prudenciales.
En medio de todo esto cabe formularse la siguiente pregunta:
¿Cuál es la propuesta alternativa?
Al respecto debemos decir que resulta más sencillo enumerar las críticas que parten de la oposición que establecer una lista de propuestas. Haciendo una búsqueda minuciosa advertimos las siguientes:
1. Volver al programa de endeudamiento. Esto surge claro cuando se habla de volver a los mercados externos. La década del noventa se manejó con esta alternativa.
2. Desmontar el programa de subsidios, por los menos en lo atinente a la ayuda que reciben los sectores medios.
3. Bajar el gasto público.
4. Reducir en forma drástica la expansión monetaria.
5. Liberalizar el mercado de cambios.
6. Reducir los controles de importación.
7. Fomentar las inversiones extranjeras.
Como vemos no hay nada original. Todo esto lo hemos ensayado no exentos de fracasos. Creo que nos debemos una discusión profunda. Una cosa es mejorar el rumbo del modelo actual. Otra muy distinta es querer cambiarlo por otro que ya sabemos hacia donde nos conduce.
Juan Latrichano
Analista económico de CGE