Argentina crea el “corralito verde” para evitar el colapso económico


No es oro todo lo que reluce en Argentina. El riesgo de desaceleración es patente y puede desembocar en un colapso de la actividad, mientras la moneda no hace más que depreciarse. Pero lo peor, a juicio de los expertos de Bankinter, es el exacerbado intervencionismo, con el que el país busca impedir la compra de divisas y lograr un superávit comercial que cubra las deudas, lo que ya se conoce como el “corralito verde” argentino.
Si se examina el cuadro macro de Argentina en 2011, la impresión del país es bastante buena: crecimiento del PIB del 9%, tasa de paro del 7%, inflación del 9%, cuenta corriente superavitaria y cuentas públicas saneadas. Pero “no es oro todo lo que reluce”. En una nota a clientes, los expertos de Bankinter explican detalladamente por qué.
La actividad ha experimentado una brusca desaceleración en diciembre (PIB +5,5% interanual) y parece que va a continuar así según marca la pauta reciente de los indicadores adelantados. Por tanto, “como mucho esperaríamos un crecimiento del PIB en 2012 del +3%. En cuanto a la inflación, la tasa oficial ronda el 9%, pero la inflación real es cercana al 25% tal y como se desprende de las negociaciones salariales. De lo que se deduce que la fiabilidad de algunas cifras macro es discutible”.
Sin embargo, para Bankinter lo más preocupante es el gran intervencionismo que existe. “En Argentina está en marcha la Ley de Emergencia Económica, que otorga facultades extraordinarias al Gobierno. Esto está quedando muy patente en la regulación del sector exterior, donde se están implantando multitud de medidas proteccionistas para bloquear las importaciones y frenar la salida de dólares (la salida de capitales en 2011 ascendió a 21.204 millones de dólares, un 88% más que en 2010)”.
Como ejemplo, señalan que se están llevando a cabo “políticas de compensación: para que una empresa pueda importar los activos que necesita, ha de exportar cualquier otro tipo de producto (aunque no tenga nada que ver con su actividad) para “compensar”. En realidad, se está impidiendo la compra de divisas, es decir, se está implantando lo que en algunos ámbitos empieza a denominarse como corralito verde”.
El objetivo de todas estas acciones es conseguir un superávit comercial suficiente para cubrir el servicio de la deuda (unos 10.000 millones de dólares en 2012; el saldo comercial de 2011 fue de +10.300 millones). “Ahora bien, creemos que todas estas acciones son perjudiciales a la larga y podrían terminar paralizando la producción nacional, ya que la gran mayoría de los productos que se fabrican en Argentina necesitan algún componente externo que ha de ser importado. Subyace un riesgo de desaceleración no despreciable, que inadecuadamente abordado podría desembocar en colapso de la actividad”.

EL PESO ARGENTINO

Con todo esto, “la tendencia natural del peso argentino es la depreciación”. De hecho, mientras que la mayoría de las divisas de países latinoamericanos se están apreciando en lo que va de año (real brasileño +8%, peso mejicano +7%, peso chileno +8%), el peso se ha depreciado, pero sólo ligeramente (-1%), aclaran en el banco.
“Creemos que este movimiento va a continuar, de forma más o menos pronunciada, en función de las actuaciones de las autoridades argentinas. Lo cierto es que deberían permitir una mayor depreciación de la divisa argentina ya que la pérdida de competitividad exterior se está agravando por la apreciación del peso en términos reales (descontando la inflación)”.
En cuanto al sector público, también está empeorando. “El elevado peso de las subvenciones está repercutiendo negativamente en las cuentas públicas. En Argentina, el 85% de la energía y del transporte lo cubre el Estado. Las subvenciones aumentaron +50% en 2011, hasta suponer un 4% sobre PIB en 2011. Así, el superávit primario que ha venido gozando el país en los últimos años está próximo a desaparecer”.
De todo lo anterior se desprende que “la economía argentina ha venido deteriorándose en los últimos años y la probabilidad de que llegue a colapsar no es despreciable. Lo positivo, a diferencia de lo que ocurrió en 2011, es que el Banco Central cuenta con importantes reservas (unos 46.000 millones de dólares) y que la deuda pública no es demasiado elevada (unos 180.000 millones, 40% del PIB).
Los expertos de Bankinter concluyen su análisis reconociendo que “después de las pasadas elecciones de octubre el actual Gobierno se ha visto reforzado (Cristina Fernández de Kirchner fue reelegida con más del 54% de los votos), lo que le otorga la capacidad para aplicar políticas no convencionales o incluso intervencionistas, llegado el caso. Si eso sucediera, en una hipotética situación extrema, el mercado podría cuestionar incluso la seguridad jurídica en el país”.

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