La loca aventura de pensar en el retiro

El largo plazo parece cada día más lejano

¿Cómo hacer para planificar a largo plazo si no sabemos lo que puede pasar con nuestro país en un mes? ¿Es posible o es una locura? No sólo es posible sino también necesario. En la editorial de la última edición de la revista de noviembre hablamos sobre este tema.
Unos pocos meses atrás tuve que pasar por una situación un tanto embarazosa. Estaba en medio de una reunión de trabajo en un hotel ubicado en una pequeña ciudad costera de Estados Unidos, y uno de los norteamericanos que participaba de la reunión me dice:

"El año que viene estamos yendo a Nicaragua a hacer nuestra reunión anual corporativa. En 2013 tenemos programado hacer la reunión en India. Y en 2014 nos gustaría hacerla en Argentina".
Sin pensarlo mucho me empecé a reír y dije: "¡En 2014! ¡Vamos a ser todos tan viejos que no sé cómo vamos a hacer para organizar la reunión!"
Las risas que esperaba después de lo que pensaba era un comentario gracioso, no se dieron. Más bien hubo unos pocos pero interminables segundos de silencio que sólo se rompieron cuando logré percibir la incomodidad de los norteamericanos ante mi comentario. Finalmente salí del pasó aclarando que iba a estar encantado de ayudarlos a organizar la reunión que tenían planeada para 2014...
No suelo hacer comentarios desafortunados en reuniones de negocios. Entonces, ¿qué pasó esta vez? No había tomando alcohol y estaba bien dormido, así que la falta de reflejos no fue la culpable. Creo que la razón de esta desconexión está más relacionada a una diferencia de carácter cultural.

Estoy hablando de la diferencia que se puede dar entre la mentalidad de una persona criada en un país como Argentina y una persona bien norteamericana. En el fondo vivimos en dos mundos totalmente diferentes cuando se trata de evaluar el tiempo y la planificación.

Para un argentino el largo plazo puede implicar un período de pocos meses (en escenarios de optimismo...). Para un norteamericano el largo plazo puede implicar décadas. Y esto que puede parece tan trivial, provoca visiones totalmente diferentes sobre un mismo tema.

De hecho, cuando escuché al norteamericano hablar de un proyecto que iba a darse en el "lejano" año 2014, creí que me estaba haciendo un chiste. En realidad ésa fue mi primera reacción, mi primer impulso. Porque de hecho sí estoy acostumbrado a planear mi vida y negocios a largo plazo. Pero reconozco que esta costumbre de planificación a largo plazo no me sale en forma natural.

Por ello, mi primera reacción ante un hecho como éste fue reírme. Porque naturalmente no tengo incorporado el hecho de planificar a largo plazo. Lo hago, es cierto, pero es un esfuerzo consciente, es algo pensado que me puede llevar algunos segundos procesar.

Creo que los norteamericanos tienen incorporada la costumbre del largo plazo en sus raíces. Tienen una actitud inversa a la nuestra. Su impulso natural es planificar a distancia, ésa es su primera reacción. Eso es lo que les inculcaron y lo que aprendieron desde pequeños.

Por supuesto que estoy hablando de tendencias, de primeros impulsos. Porque los norteamericanos, al igual que nosotros, no siempre logran planificar a largo plazo. La crisis económica y financiera que está pasando Estados Unidos en la actualidad es una fiel muestra de la falta de planificación.

Por ello digo que estoy hablando de tendencias naturales. Para que se entienda el punto, es como decir que un auto tiene mal la dirección ya que su tendencia es doblar a la derecha solo. Si el conductor hace un esfuerzo puede ir a la izquierda. Pero si no hace ningún esfuerzo adicional se va a ir para la derecha. Esto es cómo entiendo las tendencias naturales y culturales de uno y otro país. Se pueden cambiar, pero nos hacen partir de lados diferentes.

Por ello, el tema del retiro, que implica hablar de períodos de 15 ó 20 años, nos parece algo tan raro a los argentinos y algo tan natural a los norteamericanos. En la nota de tapa de la presente edición de InversorGlobal tocamos este tema en detalle. Con testimonios de nuestros lectores y consejos de los especialistas, no se pierda este apasionante tema de la planificación a largo plazo.

Para torcer ese impulso natural de no planificar necesitamos información. Necesitamos que nuestra cabeza venza a nuestro corazón. Esto no sólo es posible sino simple de lograr. En esta edición le mostramos cómo.

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