Informe Económico Semanal del Banco Ciudad - 11.07.2011- Mercado Monetario: tensiones crecientes

LA SEMANA EN POCAS PALABRAS

Los agregados monetarios se expanden a una tasa cercana al 40% anual, pero igualmente cumplen con las metas del generoso Programa Monetario 2011. El M2 Total (billetes y monedas en poder del público más depósitos en cuenta corriente y cajas de ahorro) registró en el segundo trimestre de 2011 una variación de cercana al 37% interanual (a/a), mientras que el M2 Privado (el cual excluye los depósitos a la vista del sector público) se expandió a un ritmo del 39% a/a.

Para el lector desprevenido, vale la pena recordar que estas vertiginosas tasas de expansión de los agregados monetarios se encuentran dentro de los límites autoimpuestos por el propio Banco Central, organismo que (al menos hasta ahora) tiene como objetivo primario y fundamental preservar el valor de la moneda, según brega explícitamente su Carta Orgánica.

Para el lector más entrenado, resulta interesante remarcar que las holgadas metas del Programa Monetario 2011 (mucho más laxas que las vigentes en 2010) han vuelto innecesario recurrir al traspaso de depósitos a la vista por otros a plazo por parte del Sector Público con el fin de cumplir con la mencionada hoja de ruta del BCRA, algo que se refleja en la convergencia del M2 total y el M2 privado.

Por otro lado, los préstamos al sector privado constituyeron la principal fuente de crecimiento de los agregados monetarios, superando con creces los pesos inyectados por las compras netas de divisas del BCRA. En este período, los préstamos al sector privado fueron traccionados por las financiaciones vinculadas a la actividad comercial (adelantos en cuenta corriente y descuento de documentos) y por los préstamos para consumo (personales y tarjetas de crédito), verificándose en casi todos los casos alzas del orden del 40% anual o mayores. Notablemente rezagados, los préstamos hipotecarios aumentaron un 19% a/a, mostrando cierta retracción en términos reales.

Ahora bien, ¿por qué hasta ahora este escenario de “hiper-liquidez” no se tradujo en una aceleración inflacionaria más marcada? Las respuestas hay que buscarlas en básicamente dos elementos: estabilidad del tipo de cambio y congelamiento tarifario. El “ancla cambiaria” ayuda a contener los precios de los bienes transables, al no amplificar las subas registradas en los mercados internacionales, principalmente en las materias primas y algunas manufacturas. El “ancla tarifaria”, en tanto, logra mantener a raya los valores de los servicios públicos, responsables de un 12,5% de la canasta de consumo de los hogares (o del IPC). Estos dos elementos son responsables de que, a pesar de la furiosa aceleración de los agregados monetarios, la inflación se haya estabilizado en un rango del 22% al 25% en lo que va de 2011.

Sin embargo, esta estrategia tiende a acumular distorsiones y resulta tan “efectiva” para evitar una espiralización inflacionaria en el corto plazo, como inconsistente en el mediano, situación que anticipa tensiones crecientes. Un reflejo de ello viene dado por la salida de capitales, que se mantiene en niveles altos, fogoneada a su vez por la cercanía del proceso electoral. En junio, la salida de capitales rondó los USD2.000 millones por segundo mes consecutivo, siendo superada sólo de manera reciente por las compras de dólares registradas durante los momentos más álgidos de la crisis del campo y la caída de Lehman Brothers, evento que gatilló la última crisis financiera internacional. En lo que va del año, la demanda de dólares del sector privado acumula entre USD8.000 y USD10.000 millones según la metodología de cálculo utilizada, montos que se acercan a lo observado ! en todo 2010.

Lo cierto es que en el segundo semestre comienza un nuevo partido para el mercado monetario, diferente al verificado en el primero. Éste estará signado por tensiones crecientes en la plaza cambiaria y una mayor pérdida de reservas, tanto para abastecer la creciente demanda de dólares del sector privado (procurando mantener planchada la cotización del dólar), como para hacer frente a pagos de deuda pública.

Los principales perjudicados en esta etapa de mayor incertidumbre serán el mercado inmobiliario y las ventas de durables, los cuales venían siendo un refugio (junto con la compra de dólares) para la pequeña porción de la población con capacidad de ahorro o una renta. Esta mayor inclinación por el dólar en detrimento de propiedades o durables ya comienza a observarse tímidamente en las cifras de escrituras y de ventas en grandes cadenas.