Informe económico semanal del Banco Ciudad 3-2-11: - Salarios: diferencias sectoriales y erosión de competitividad

LA SEMANA EN POCAS PALABRAS

Los salarios volvieron a experimentar un acelerado aumento nominal en 2010. Según el INDEC, la suba fue del 26% anual en diciembre, casi 10 puntos porcentuales mayor a la acumulada en 2009 (16,7% a/a). Con este dato, se completaron seis años consecutivos de ajustes salariales a tasas de dos dígitos, avanzando a un ritmo promedio anual del 21%.A pesar de estas espectaculares tasas de crecimiento nominales, en términos reales la mejora es acotada. Ajustando el índice de salarios por el IPC-FIEL, en 2010 las remuneraciones aumentaron 2,8%, recuperando recién nueve años después los niveles de poder adquisitivo (promedio) de fines de 2001. Esto marca que el robusto avance del consumo de los últimos años se explica principalmente por la recuperación del empleo (se crearon 5 millones de puestos de trabajo en el período), más que por un salto en el ingreso laboral por trabajador.El sector privado registrado lideró las subas salariales de 2010, con un 29%, y fue el único segmento que pudo ganar la carrera contra la inflación. La recomposición salarial en el sector privado informal apenas logró “empardar” la inflación minorista (23,2% a/a), mientras que en el sector público se ubicó un escalón por debajo (21,8% a/a), por tercer año consecutivo.

Desde una óptica de largo plazo, los asalariados del sector privado registrado son los únicos que han logrado mejorar su poder adquisitivo respecto del tramo final de la Convertibilidad, con un alza acumulada del 16%. En este segmento, con fuerte representación gremial, se han ido realizando un creciente número de acuerdos, cada vez a más corto plazo, para hacer frente a la escalada inflacionaria. El sector privado informal, en tanto, representa a más de un tercio del total de ocupados y sus ingresos se vienen ajustando de manera descoordinada y con altibajos frente a la inflación, acumulando una baja de 3% en términos reales desde fines de 2001.Pero el caso más dramático quizás sea el del sector público, donde a pesar de contar con representatividad gremial, los salarios vienen corriendo sistemáticamente de atrás a la inflación y acumulan una pérdida de poder adquisitivo de 27% desde la devaluación. Aquí, la estrategia gubernamental viene siendo minimizar los aumentos salariales, destinando los mayores recursos a la contratación de más personal. Para tener una idea de magnitudes, a partir de 2007 se crearon 250 mil puestos de trabajo en el sector público, equivalentes a un aumento de 23% en la plantilla estatal. Adicionalmente, desde fines de 2008 (cuando estalló la crisis internacional), la suba del empleo formal es explicada completamente por el mayor empleo público (8%), ya que el empleo privado registrado aun no se recuperó completamente.

Con la mirada puesta en la competitividad, los aumentos salariales comienzan a golpear a los sectores más expuestos al avance importador, particularmente la industria. Las crecientes remuneraciones nominales (en línea con la inflación) junto con un tipo de cambio relativamente estable explican el avance de los salarios en dólares, que para el promedio de la economía ya recuperaron los niveles de 2001, superándolos en un 60% en el caso industrial.Aún así, el problema para el empresariado local no es la foto, que sigue siendo buena. Todavía existe un importante “colchón” de competitividad salarial respecto de otros países de la región, en particular Brasil, donde los salarios industriales en dólares aumentaron cerca de 200% desde inicios de los 2000.Pero lo que sí empieza a preocupar es la dinámica, resultando la comparación con Brasil especialmente sensible. A pesar de la impactante brecha salarial, la balanza comercial bilateral arrojó un abultado déficit de USD3.400 millones, a la vez que la apreciación del Real, que hasta ahora explicó el grueso del alza salarial en dólares en aquel país, podría estar llegando a su fin. Al igual que con la inflación, Argentina encabezó junto con Venezuela el ranking de subas salariales en dólares de América Latina en 2010, con alzas cercanas al 20%. Esta dinámica, difícil de frenar, se profundizaría en 2011 y quizás sea una de las principales vulnerabilidades de nuestra economía de cara a los próximos años.